Tu nombre es tu identidad. Es cómo la gente te llama, es a lo que respondes, es una palabra fundamental de lo entiendes sobre ti misma. Desde el día que nacemos, se nos asigna este identificador. Algunas personas reciben apodos o cambian su nombre por completo después de nacer, pero el hilo común es un NOMBRE.
Cada cosa en el planeta Tierra tiene un nombre.
Incluso si algo no tiene nombre, todavía tiene un nombre, porque el no-nombre es un nombre en sí mismo (¿cómo es eso para alguna filosofía?)
Tener una identidad es una de las cosas más importantes para nuestra naturaleza humana. La «identidad personal» está ligada a nuestra autoestima, cómo nos vemos representados en un amplio escenario global entre 7 mil millones de otras personas.
Un nombre es muchas cosas, desde un “importante punto de anclaje de identidad” hasta un “factor determinante en el desarrollo de la personalidad”. Los nombres son “semióticos” o un símbolo para una persona.
La identidad y el concepto que tienes de ti misma
¿Cómo te ves a ti misma?
¿Te ves como alguien que es capaz de hacer lo que quiera?
¿Te ves como una persona desafortunada?
¿Te ves como una persona fuerte? ¿dulce? ¿antipática? ¿determinada? ¿fastidiosa? ¿paciente?
La imagen que te has formado de ti misma en tu mente se llama autoconcepto. La identidad psicológica, por otro lado, es tu capacidad de autorreflexión y conciencia.
Las personas suelen adquirir sus identidades a través de las tareas que realizan y los objetos con los que se identifican. Por ejemplo, si le preguntas a alguien “¿quién eres?” y responde “Soy Arquitecto”, entonces esta persona se identifica con su trabajo y se presenta como arquitecto en vez de Sara o Juan.
Autoconcepto positivo y negativo
Si el autoconcepto de una persona cambia, su comportamiento eventualmente cambiará para reflejar este cambio. Por ejemplo, si alguien comienza a creer que es una persona segura de sí misma, su comportamiento cambiará automáticamente de tal manera que refleja ese estado de confianza, y esto ha sucedido porque mejoró el concepto de sí misma.
Ahora, ¿qué pasaría si pudieras cambiar el concepto de sí mismo de alguien? ¿No serás capaz de afectar su comportamiento? Si encuentras una manera de cambiar el autoconcepto de alguien, lograrás que esa persona cambie su comportamiento.
Cambiar el concepto de uno mismo mediante la repetición
Una madre que siempre llama a su hijo con palabras como «tonto» o «bruto» en realidad cambia el autoconcepto del niño y lo ayuda a creer e identificarse con estas palabras.
Si llamas a alguien con una determinada palabra que describe algún tipo de comportamiento, ¡en un corto período de tiempo esta palabra puede incluirse en el concepto de sí mismo de esa persona!
Incluso puedes ayudar a alguien a mejorar su concepto de sí mismo en lugar de culparlo constantemente. Las personas que siempre intentan motivar a sus amigos diciéndoles que están haciendo las cosas mal o que son unos perdedores están empeorando el problema.
Puedes convencer a alguien de que rompa un cierto hábito ayudándolo a mejorar su concepto de sí mismo en lugar de menospreciarlo. Si quieres cambiar el comportamiento no deseado de alguien, simplemente convéncelo de que es demasiado bueno para hacer algo tan malo.
Las personas generalmente no logran cambiar a los demás porque hacen exactamente lo contrario, le repiten constantemente lo que hacen mal en vez de fortalecer lo que hacen bien, por lo tanto, solidifican aún más sus conceptos actuales de sí mismos.
La influencia del nombre en la personalidad
Cuando era niña, me entristecía de sobremanera no encontrar colgantes o llaveros con mi nombre. Mi nombre, Verena, es poco común en Venezuela; mientras que en Alemania es tan común como lo es Daniela o Carolina en las culturas hispanohablantes.
Me sentí tan feliz el día que me regalaron una pegatina para la puerta de mi habitación que decía “Verena”. Mi padre lo había comprado en Alemania, había un dibujo de una chica vestida súper coqueta y con una expresión muy confiada en su rostro caricaturesco; además, debajo del nombre decía en alemán “eres fuerte y con gran determinación”. Y este concepto vinculado a mi nombre sobre un diseño que me parecía bonito, fue un elemento que asimilé en la formación de mi personalidad.
El significado asociado a nuestros nombres los tomamos como características propias de nosotros mismos. Es curioso que el camino profesional por el cual he transcurrido me ha llevado actualmente a hacer cada vez más diseños personalizados. Y al tener mi propia experiencia al respecto, y entendiendo la psicología que respalda la importancia del desarrollo de autoestima y confianza en uno mismo, le pongo gran cuidado a cada trabajo personalizado que hago.
Supongamos que el concepto de sí mismo de alguien le hace creer que es persistente. ¿Cómo crees que esto afectará su comportamiento?
Esta persona seguirá tratando de alcanzar sus metas aunque haya fallado cientos de veces. Por otro lado, si su concepto de sí mismo le hace creer que es una víctima, ¡se habría rendido después del primer intento!
Así que todo se trata del autoconcepto. Si tu concepto de ti mismo te hace creer que estás motivado, entonces siempre te sentirás motivado.
Si tienes una asociación positiva con tu nombre y su significado, lograrás fortalecer el concepto positivo que tienes de ti misma.
Por ejemplo, el nombre Paula significa “pequeña”. En la cultura de hoy en día la asociación rápida es pensar que mientras más grande es mejor, y en muchos casos, el adjetivo “pequeño” trae una connotación negativa. Basta decir que la chica para quien diseñé la libreta no se sentía feliz con el significado de su nombre… hasta que la ayudé a cambiar de perspectiva.
Desarrollé un concepto relacionado con el significado de su nombre que la hizo ver que “Paula” no quería decir “pequeña y pobre”, que fue la asociación que ella hizo al principio. Ella ahora se sentía conectada de una manera positiva con su nombre al cambiar el concepto, en este caso particular se sintió identificada como alguien que podía encontrar detalles (‘pequeña’) importantes en su vida cotidiana y que era una chica que no era arrogante (‘humilde’).
Cuando cambias tu autoconcepto, tu mente subconsciente cambiará todo en consecuencia para cumplir con ese autoconcepto. Así que si quieres cambiar algo, altera la idea que tienes de ti misma y deja que tu mente subconsciente haga los ajustes.
Los dejo con este sabio proverbio africano que fue citado por el Dalai Lama:
“Si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, es que no has pasado la noche con un mosquito”.